quinta-feira, 17 de maio de 2007

Compro felicidad efímera por tres reales

O texto de hoje está em espanhol. Era para ser colocado no meu blog, mas resolvi fazer um post aqui também. A diferença entre português e espanhol não é tão grande, dá para compreender. O esforço vale a pena.

Hoy gané la lotería. Nunca pensé que iba a caer en ese juego pero caí. La felicidad duró media hora. Paso a explicar.

Hace más de un mes entrevistamos a la legendaria vendedora de billetes de lotería, Borboleta 13. Es una de los 17 entrevistados del libro Curitibocas - Diálogos Urbanos. El encuentro fue muy interesante, llegamos a conocer realmente quién es esta persona que con los años ganó su lugar en el imaginario popular de Curitiba.

Ya hace un tiempo pensé que antes de volverme para Argentina, le quería comprar un billete. Hasta ayer no había cumplido esa determinación.

Borboleta está ubicada en un lugar estratégico, una esquina muy transitada del centro. Ayer estaba pasando por ahí cuando de repente escucho: "Olha a cobra, aqui tem". Esa frase es su sello distintivo. Me acerqué y nos quedamos charlando un rato. Resolví comprar un billete. Tarde o temprano lo iba a hacer. Saqué 5 reales y compré un billete de "cobra". El sobrenombre de esta vendedora se debe justamente a vender "cobra" y "borboleta" (sería mariposa en castellano).

En fin, guardé el billete y seguí con mi día. Hoy me acordé que tenía que chequear los números premiados. Me metí en Internet, puse mi número y salió un lindo mensaje que fui premiada con 20 reales. Para alguien que no tenía expectativas de ganar, es una linda sorpresa. Fui muy feliz, confieso.

El paso siguiente fue salir en busca de mi dinero. Sin dejar de sonreir, entré en una sucursal de la Caixa Económica. Mi ansiedad tuvo que esperar ya que entré en el lugar equivocado. Dos empleados (uno fue incapaz de resolver esta simple situación) me dieron nuevas instrucciones. Crucé la calle y fui a una lotérica. Ahí esperé en la fila. El tiempo pasaba y yo ideaba qué iba a hacer con esa plata (nótese como 20 reales pueden cambiar mi día).

No pasaron diez minutos cuando me tocó a mí. Llegué a la ventanilla 5. La mujer puso el billete en una maquinita y con una sonrisa me dijo: "Ganaste dos reales". Argumenté que me había fijado en Internet y que decía que eran 20, ella debía estar equivocada. Chequeó de nuevo. "No, son dos reales". Ahí me explicó que seguramente ese era el premio si había comprado más de un billete. Después me ofreció comprar otro, esta vez uno de "elefante". Dudé, pero resistí. Sabía que era caer en un círculo vicioso.

Mi frustración fue de la mano de una risa fácil. Si alguien me vio caminar desde la lotérica hasta mi casa debe haber pensado que estaba loca. Iba riéndome de mi misma (todavía me sigo riendo). De los cinco reales que gasté, gané dos. Prefiero pensar que invertí tres reales para tener una dosis de felicidad efímera que con certeza cambió el rumbo de mi día. Esta situación fue insólita. Algún día tenía que jugar a la lotería, por lo menos una vez. Ahora conozco la experiencia y sólo la recomiendo para quien esté dispuesto a perder.

2 comentários:

Anônimo disse...

Que tal um emprestimo?
Estou pensando em passar meu Aniver em Curitiba...Bjs
Patrícia

Anônimo disse...

Ah! Para que todos entendam ,moro onde não onde o capeta perdeu as Botas ,Guaíba-RS...mas,passarei meu aniver junto a civilização e dando palpites sobre Curitibocas!

Patrícia